Navarra ya es un museo al aire libre. El arte, el paso del tiempo y la riqueza de sus paisajes se aprecia en cada instante.Sin embargo, también cuenta con magníficos museos y está a la espera del Museo de Arte Contemporáneo, proyectado por el Gobierno de Navarra.
Quizás el más importante de todos sea el Museo de Navarra. En pleno centro de Pamplona, encima de la Cuesta de Santo Domingo, este edificio antiguamente fue el Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia. Aún lo apreciamos en su fachada y capilla del siglo XVI.
En su interior encontramos todo tipo de arte siempre vinculado a Navarra, desde la arqueología hasta lo más futurista. En sus salas conviven exposiciones permanentes con otras más esporádicas. Eso sí, siempre podremos disfrutar con las colecciones romanas, árabes y románica.
La Catedral de Pamplona, también cuenta con un sensacional Museo Catedralicio Diocesano al cual se accede por la calle Dormitalería.
Está alojado en el antiguo refectorio y en la cocina, con su peculiar bóveda troncopiramidal y en la cillería. La visita también nos conducirá al hermoso claustro gótico de la catedral, la Capilla Barbazana y el resto de la Catedral. El museo propiamente dicho guarda preciosas muestras de arte sacro compuesto por imágenes marianas, orfebrería, destacando los relicarios góticos del Santo Sepulcro y del Lignum Crucis, el relicario de la Santa Espina del siglo XV, la custodia del Corpus y su templete y cruces de diferentes parroquias. Entre las obras pictóricas, destacaremos el retablo de Peralta de Van Dyck.
En Corella admiramos el Museo de la Encarnación ubicado en el Monasterio del mismo nombre, de 1.659. En él hallaremos arte sacro del Renacimiento y del Barroco y todo ello con una especial dedicación a la obra del pintor corellano Antonio González Ruiz nacido en 1.711 y fallecido en 1.788. Logró ser el primer director de Pintura de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando.
Algunas obras reseñables son las Bodas Místicas de Santa Gertrudis y el Martirio de San Plácido de Claudio Coello, el busto de San Pedro Nolasco de Pier Antonio Colici y una Apoteosis de Cristo de Corrado Giacquinto.
En el Museo de Roncesvalles conoceremos verdaderas obras de arte sacro que estuvieron en su día en la Real Colegiata de Santa María. Destaca especialmente toda la colección de orfebrería, aunque podemos llamar la atención sobre el Evangeliario de plata románico, una arqueta de plata dorada, el relicario del Ajedrez de Carlomagno de mitad del siglo XIV y la esmeralda de Miramamolín que nos hace remontarnos hasta la Batalla de las Navas de Tolosa. Entre las obras pictóricas, destaca la de la Escuela del Bosco, el Tríptico del Calvario y la Sagrada Familia de San Juan, de Luis de Morales.
Más arte sacro lo hallamos en el Museo del Monasterio de Tulebras donde se centran especialmente en los siglos del XVI al XVIII. Además de poder visitar la torre romana en la que aún se guardan obras de valor arqueológico, podremos admirar piezas de gran riqueza artística como la Virgen de la Cama, talla de vestir barroca, y el retablo de la Dormición de la Virgen y la tabla de la Santísima Trinidad de Jerónimo Cosida.
El Museo Gustavo de Maeztu está en Estella, en el que era el Palacio de los Reyes de Navarra o Palacio de los Duques de Granada de Ega. El propio edificio ya merece la pena verlo. Es románico y guarda un histórico capitel que relata la batalla del mítico Roldán con el gigante Ferragut.
Las obras que ahí veremos son del vecino de Estella, escritor y pintor Gustavo de Maeztu y Whitney (1.887 - 1.947). Sus pinturas referentes a la mujer, bodegones, retratos, paisajes. Además también ilustran parte de las investigaciones que este artista inició en su tiempo.
El Museo Etnográfico de Arteta nos hará retroceder a tiempos pasados de Navarra a través de enseres ya olvidados. Útiles y herramientas de artesanos del hierro, barro o madera, ropa, aperos de labranza,... Todo ello en la antigua casa de Fanticorena, de 1.668. Sólo por ella ya merece la pena visitarla. Este museo cuenta con un conocido fundador y director como es el escultor José Ulibarrena.
Otra exposición muy curiosa, especialmente para los amantes del ferrocarril, es la de Castejón, junto a la estación de RENFE. En ella descubrimos cómo era el ferrocarril en otros momentos e incluso admiraremos un carro de bomberos del 1.824, faroles de épocas pasadas y fotografías de trenes y estaciones.
Si uno visita Pamplona, no debe perderse el Planetario, donde podrá disfrutar además de las exposiciones que en esos momentos acojan sus salas, de una proyección dedicada al mundo del espacio en una gran cúpula. Son 20 metros de diámetro, que reciben la imagen de 70 proyectores apuntando a las estrellas. Llega a captar 9.000 estrellas.
Otros museos o lugares de interés relatados en nuestras rutas son la Casa-Museo Julián Gayarre en Roncal, la visita a la Ermita de Eunate, el Castillo de Javier o de Olite, el recinto amurallado de Rada, o el ecomuseo del Molino de Zubieta, la exposición ubicada en el Señorío de Bértiz y en Tabar, el museo de la familia Pérez de Rada.
En Pamplona, en la Universidad de Navarra, está el Legado fotográfico de Ortiz-Echagüe y el Museo de Ciencias Naturales con más de 6.000 piezas, en la calle Mercado encontramos el Museo Pablo Sarasate y en la calle san Fermín 12, una exposición de Vida Capuchina. Ya en Petilla de Aragón, podremos conocer la casa natal del Nobel Santiago Ramón y Cajal.